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Momentos de quietud en familia con Dios

30 de diciembre de 2025 por
Momentos de quietud en familia con Dios
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“Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas”. Éxodo 12:26-27


Por: Carlos Villamil


En la Escritura hay varios versículos como el mencionado arriba, en los cuales se ve que los padres deben transmitir a sus hijos experiencias vivas con el Señor. Los conocidos versículos de Deuteronomio 6:4-9 nos hablan de la Palabra misma, aplicada a todos los momentos de la vida en familia. Aparte de ese hábito tan necesario, es nuestro deber darles razones a nuestros hijos acerca de lo que hacemos en nuestra experiencia cristiana. El contacto con la Palabra, y el ver su poder práctico en la vida de sus padres, será el fundamento sobre el cual el hijo dé forma a su propia vida espiritual de adolescente, luego de joven y después de adulto independiente en su fe. De esta forma, será capaz de fundamentar la vida espiritual de su propio hogar cuando se case.

Se cae de su peso la necesidad e importancia de tener tiempos familiares de quietud delante del Señor, idealmente a diario. Si no se adquiere el hábito, pasará mucho tiempo antes de que todas las circunstancias se den para poderlo hacer. Pasarán los meses y los años, los hijos irán siendo adoctrinados en la escuela, en la calle o en las redes sociales, y luego, nos preguntamos por qué no quieren saber nada del Señor y por qué no lo buscan. Aún más, ¿qué será de su eternidad? Si en los hogares donde se tiene un altar familiar el desvío de los hijos ocurre, cuánto más en un hogar donde ese altar brilla por su ausencia.

Cuando tenemos una consulta con un médico o abogado para tratar un asunto importante, nos olvidamos del teléfono móvil, y demás cosas, para concentrarnos en la consulta, porque es importante. Todas las emergencias las aplazamos para después. Eso mismo hay que hacer para proteger esos tiempos de quietud en familia. Los niños deben poder tener suficiente tiempo y calma para preguntar: “¿Qué es este rito vuestro?”, y los padres deben tomar el tiempo para responderles. Debe haber tiempo y tranquilidad para que los niños expresen sus sufrimientos y la manera como perciben lo que ven en la escuela, el barrio y el mundo en general. Sus pedidos de oración no son menos importantes que los de sus padres. Merecen toda atención. Además, ellos deben tener la tranquilidad para poder orar en público en el ambiente seguro del hogar. Es la manera como luego lo podrán hacer audiblemente en círculos más grandes.

Es evidente que el Dios de gloria, el que habita en la eternidad, el que envió a su Hijo por amor a nuestros hijos, quiere hablarles a ellos y escucharlos, inclusive esta semana. Para eso, en Su bondad, les dio padres, u otros creyentes que les enseñen.

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